Me enjuagué las lágrimas bien y cuando entraron Sofía y
Marcus tenía los ojos rojos. Ellos me hablaban, yo escuchaba y asentía. Quedaba
menos de un minuto para que el agente de la paz les arrebatara a ellos también
de mi lado, así que les miré fijamente. No me había dado cuenta de lo guapa que
iba Sofía, pocas veces llevaba vestidos, y el que llevaba hoy le quedaba
espectacular. Luego mire también a Marcus. Que ojos más bonitos tenía, ¿Me daba
cuenta en ese momento? “Tonta,tonta,tonta” Me llamé a mi misma. Siempre había
negado que me gustara Marcus y él también negó que yo le gustara, pero solo él
y yo sabíamos lo que había pasado. Todo ocurrió una tarde de verano, cuando
teníamos once años. Los tres habíamos ido a la playa con algunos niños más de
nuestra clase. Yo decidí ir a buscar conchas y Marcus vino conmigo. Hablábamos,
nos contábamos todo, y éramos muy felices. Cuando llevábamos una buena
caminata, decidimos sentarnos en un pequeño jardín que había al final de la
playa. Nos sentamos, desde allí no veíamos a nadie, y nadie nos veía. Estuvimos
un buen rato en silencio, contemplando la preciosa puesta de sol naranja. Me
gustaba mucho el color naranja, pero mi preferido era el gris. No sé como, ni
en qué momento, ni por qué, pero solo recuerdo tener de pronto a Marcus
mirándome a los ojos, y un segundo más tarde, solo sentía sus labios algo
húmedos contra los míos. Era una sensación agradable. Solo el grito de Sofía
llamándonos nos sacó de nuestro momento. Ese fue el primer y único beso que le
he dado. Desde ese día nada fue igual para nosotros, la adolescencia realmente
deja huella en todos y cada uno de nosotros.
Salí de mi ensimismamiento cuando se llevaron a arrastras a
Sofía. Entre lágrimas le dije que no se preocupara por mí, que los quería
mucho. Me di la vuelta mirando hacia la ventana, deseando que todo esto fuera
un sueño, un mal sueño del que me iba a despertar mi hermano cogiéndome en
brazos y tirándome al mar. Deseaba que estuviera aquí mi padre…Él siempre sabía
que decirme.
Un agente me anunció que nos íbamos a marchar pronto, ya que
había que estar a la mañana siguiente en el Capitolio.
Ya me disponía a salir de la estancia, cuando alguien, a
quién no esperaba encontrar, irrumpió en la habitación abrazándome muy fuerte
pero con cariño, como solo esa persona sabía hacer. Fennisa. Su inconfundible
mata de pelo pelirrojo me impedía ver su cara, pero sabía que estaba llorando,
llorando por mí. Ella había sido mi mejor amiga de siempre, a parte de Sofía y
Marcus claro, pero el año anterior tuvo que ir a los juegos. Por suerte para
ella, en su familia sí que les entrenaban, por lo que Nisa era profesional.
Ganó los juegos, pero nada volvió a ser igual entre nosotras. Ella solo me dijo
que me quería, que siempre estaría en su corazón, pero que la entendiera, que
no podía verme. Esas fueron todas sus explicaciones. Yo las entendí y las
acepté como algo para alejarme de ella, pero la echaba de menos.
Antes de que siquiera pudiéramos decirnos algo, un agente de
la paz que llevaba a Douglas agarrado con la otra mano, me cogió y me llevó
lejos de el Edificio de la Justicia. Nos llevaron al tren. Me di la vuelta en
el último instante, y me despedí en silencio del Distrito 4,Pesca.
oooooh....qe bonito.....me encanta lo romantico...!
ResponderEliminareste sin duda es mi favorito...!!
Me alegro mucho ^.^
ResponderEliminarme afilias i iop te afilio?¿
Eliminarste es mi blog:
http://lavidadeunavox.blogspot.com.es/
Claro ^.^ Muchas gracias cielo,en cuanto tenga tiempo me leo tu blog ;)
EliminarJoo pos a mi me hubiera gustado que Marcus y Bella se besasen... :(
ResponderEliminarBueno espero qe hagas mas momentos romanticos, aun que sea dificil!
:D
Ya jaja Sí tengo pensado algún momento romántico,pero aún no sé como lo voy a hacer jajaja Un beso :)
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